Lengua 

Mensajes de Medjugorje conteniendo 'palabra'

Total found: 20
¡Queridos hijos! Escuchen, porque deseo hablarles e invitarlos a tener más fe y confianza en Dios que los ama inconmesurablemente. Hijitos, ustedes no saben vivir en gracia de Dios, por eso los llamo a todos de nuevo a llevar la palabra de Dios en sus corazones y en sus pensamientos. Hijitos, pongan la Sagrada Escritura en un lugar visible en sus familias, léanla y vívanla. Enseñen a sus hjos, porque si ustedes no son un ejemplo para ellos, los hijos se irán por el camino de la impiedad. Reflexionen y oren, y entonces Dios nacerá en sus corazones y sus corazones estarán gozosos. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Los invito a reflexionar sobre su futuro. Ustedes están creando un mundo nuevo sin Dios, solamente con sus propias fuerzas y es por eso que están insatisfechos y sin alegría en el corazón. Este tiempo es mi tiempo y por eso, hijitos, los invito de nuevo a orar. Cuando encuentren la unión con Dios, sentirán hambre de la palabra de Dios y sus corazones, hijitos, desbordarán de alegría. Darán testimonio del amor de Dios dondequiera que estén. Los bendigo y les repito que Yo estoy con ustedes para ayudarles. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy los invito de manera especial a abrirse a Dios, el Creador, y a volverse activos. Los invito, hijitos, a que, en este tiempo, vean quin necesita de su ayuda espiritual o material. A travs de su ejemplo, hijitos, ustedes sern las manos extendidas de Dios que la humanidad busca. S--lo de este modo comprendern que ustedes estn llamados a dar testimonio y a convertirse en portadores gozosos de la palabra de Dios y de Su amor. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy día los invito a que comprendan su vocación cristiana. Hijitos, yo los he guiado y los estoy guiando a través de este tiempo de gracia, para que lleguen a ser conscientes de su vocación cristiana. Los santos mártires morían testimoniando: Yo soy cristiano y amo a Dios por sobre todas las cosas! Hijitos, también hoy día los invito a regocijarse y a ser cristianos gozosos, responsables y conscientes de que Dios los ha llamado de manera especial a fin de que sean manos gozosamente tendidas hacia aquellos que no creen y para que con su ejemplo de vida, ellos reciban la fe y el amor hacia Dios. Por tanto, oren, oren, oren, para que su corazón se abra y se haga sensible a la palabra de Dios. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Hoy los invito nuevamente a todos a la oración. Sólo con la oración, hijitos, su corazón se transformará, llegará a ser mejor y más sensible a la palabra de Dios. Hijitos, no permitan que Satanás los arrastre y haga lo que quiere de ustedes. Los invito a ser responsables y decididos, y a consagrar cada día a Dios en la oración. Que la Santa Misa, hijitos, no sea una costumbre sino vida. Viviendo cada día la Santa Misa sentirán la necesidad de santidad y crecerán en la santidad. Yo estoy cerca de ustedes y ante Dios intercedo por cada uno de ustedes, a fin de que les de fuerzas para que transformen su corazón. Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! Hoy oro por vosotros y con vosotros para que el Espíritu Santo les ayude y aumente vuestra fe, para que acepten aún más los mensajes que les doy aquí, en este lugar santo. Hijtos, comprendan que éste es un tiempo de gracia para cada uno de vosotros, y conmigo, vosotros estáis seguros. Quiero conducirlos a todos por el camino de la santidad. Vivan mis mensajes y pongan en vida cada palabra que les doy. Que éstas les sean preciosas porque vienen del cielo. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

¡Queridos hijos! También hoy los invito a ser portadores del Evangelio en sus familias. Hijitos, no olviden leer la Sagrada scritura. Pónganla en un lugar visible y testimonien con su vida que creen y viven la Palabra de Dios. Yo estoy cerca de ustedes con mi amor, e intercedo ante mi Hijo por cada uno de ustedes. ¡Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

Queridos hijos, os llamo a acompañar- me en la misión que Dios me ha confiado, con el corazón abierto y lleno de confianza. El camino por el que os conduzco, por voluntad de Dios, es difícil pero requiere perseverancia, y al final, nos reuniremos todos en Dios. Mientras, hijos míos, no ceséis de orar por el don de la fe. Sólo a tra- vés de la fe la Palabra de Dios será luz en las tinieblas que quieren envolveros. No ten- gáis miedo, Yo estoy con vosotros. Os doy las gracias.
Queridos hijos, mientras miro vuestros corazones, el mío se llena de dolor y se estremece. Hijos míos, deteneos por un momento y mirad en vuestros corazones. ¿Está mi Hijo, vuestro Dios, verdaderamen- te en el primer lugar? ¿Son sus leyes verda- deramente la medida de vuestras vidas? Nuevamente os advierto: sin fe no hay cer- canía a Dios, no está presente la Palabra de Dios que es la luz de la salvación y la luz del buen sentido.
La vidente Mirjana Dragicevic - Soldo tuvo apariciones diarias desde el 24 de junio de 1981 hasta el 25 de diciembre de 1982. El último día de la aparición, después de confiarle el décimo secreto, la Virgen le dijo que durante toda su vida tendría una aparición una vez al año - el 18 de marzo. Así ha sucedido durante todos estos años y también este año. Varios miles de peregrinos se reunieron para orar el Rosario en la Cruz Azul. La aparición comenzó a las 14:00 y duró hasta las 14:05.
¡Queridos hijos! Vengo entre ustedes porque deseo ser su Madre, su intercesora. Deseo ser un vínculo entre ustedes y el Padre celestial, su mediadora. Deseo tomarlos de las manos y caminar con ustedes en la lucha contra el espíritu impuro. Hijos míos: conságrense totalmente a mí. Yo tomaré sus vidas en mis manos maternas y les enseñaré la paz y el amor, y entonces las entregaré a Mi Hijo. A ustedes les pido que oren y ayunen, porque solamente así sabrán testimoniar, de manera correcta, a mi Hijo por medio de mi Corazón materno. Oren por sus pastores, para que unidos en mi Hijo puedan siempre, anunciar alegremente, la Palabra de Dios. Les agradezco.
Queridos hijos, en este tiempo sin paz, yo os invito nuevamente a caminar con mi Hijo, a que le sigáis. Conozco vuestros dolores, sufrimientos y dificultades, pero en mi Hijo encontraréis descanso. En Él encontraréis la paz y la salvación. Hijos míos, no olvidéis que mi Hijo os ha redimido con su cruz y os ha dado la posibilidad de ser nuevamente hijos de Dios, para poder llamar de nuevo “Padre” al Padre Celestial. Amad y perdonad, para ser dignos del Padre, porque vuestro Padre es amor y perdón. Orad y ayunad, porque esa es la vía hacia vuestra purificación. Es el camino para conocer y comprender al Padre Celestial. Cuando conozcáis al Padre, comprenderéis que sólo le necesitáis a Él.” (Mirjana señaló a continuación, que la Virgen pronunció la frase siguiente con firmeza y énfasis): “Yo como Madre, quiero a mis hijos en la comunidad de un único pueblo, en el que se escucha y cumple la Palabra de Dios”. (Luego continuó): “Por tanto, hijos míos, comenzad a caminar con mi Hijo, sed uno con Él, sed hijos de Dios. Amad a vuestros pastores, como mi Hijo los amó, cuando los llamó para serviros a vosotros. ¡Os doy las gracias!
¡Queridos hijos, os amo a todos! Todos vosotros, todos mis hijos, todos estáis en mi Corazón. Todos vosotros tenéis mi amor maternal y deseo llevaros a todos al conocimiento de la alegría de Dios. ¡Es por eso que os llamo! Necesito apóstoles humildes que, con un corazón abierto, acepten la Palabra de Dios y ayuden a los demás para que, con la Palabra de Dios, puedan comprender el sentido de sus vidas. Para hacer eso, hijos míos, debéis aprender, por medio de la oración y del ayuno, a escuchar con el corazón y aprender a someteros. Debéis aprender a apartar de vosotros todo lo que os aleja de la Palabra de Dios y solamente anhelar lo que os acerca. ¡NO TEMÁIS, YO ESTOY AQUÍ, NO ESTÁIS SOLOS! Oro al Espíritu Santo para que os renueve y fortalezca. Oro al Espíritu Santo para que, mientras ayudáis a los demás, también vosotros seáis sanados. Le pido que mediante El, seáis hijos de Dios y apóstoles míos.
Luego la Virgen dijo con gran preocupación:
Por Jesús, por Mi Hijo, amad a aquellos que Él ha llamado, y anhelad sólo la bendición de esas manos que El consagró. ¡No permitáis que el mal impere! Repito de nuevo: sólo con vuestros pastores mi Corazón triunfará. No permitáis al mal que os separe de vuestros pastores. ¡Os doy las gracias.
¡Queridos hijos! Con amor maternal, quiero enseñaros la honestidad, porque quiero que, en vuestra labor como mis apóstoles, seáis correctos, decididos, y sobre todo honestos. Deseo que con la gracia de Dios estéis abiertos a la bendición. Deseo que con el ayuno y la oración obtengáis, del Padre Celestial, el conocimiento de lo natural, de lo sagrado-Divino. Llenos del conocimiento y bajo la protección de Mi Hijo y la Mía, seréis mis apóstoles que sabréis difundir la Palabra de Dios a todos aquellos que no la conocen y sabréis superar los obstáculos que se os interpongan en el camino. Hijos míos, con la bendición, la gracia de Dios descenderá sobre vosotros, y vosotros podréis conservarla con el ayuno, la oración, la purificación y con la reconciliación. Vosotros tendréis la eficacia que os pido. Orad por vuestros pastores para que el rayo de la gracia de Dios ilumine sus caminos. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos, Yo, como Madre que ama a sus hijos, veo qué difícil es el tiempo en el que vivís. Veo vuestro sufrimiento. Pero debéis saber que no estáis solos. Mi Hijo está con vosotros. Está en todas partes: es invisible, pero lo podéis ver si lo vivís. Él es la luz que os ilumina el alma y os concede la paz. Él es la Iglesia que debéis amar y por la que siempre debéis orar y luchar; pero no solo con las palabras sino con las obras de amor. Hijos míos, haced que todos conozcan a mi Hijo, haced que sea amado, porque la verdad está en mi Hijo nacido de Dios, Hijo de Dios. No perdáis el tiempo en reflexionar demasiado, os alejaréis de la verdad. Con un corazón simple aceptad Su Palabra y vividla. Si vivís Su Palabra, amaréis con un amor misericordioso. Os amaréis los unos a los otros. Cuanto más améis, más lejos estaréis de la muerte. Para aquellos que vivan la Palabra de mi Hijo y la amen, la muerte será la vida. ¡Os doy las gracias! Orad para que podáis ver a mi Hijo en sus pastores, orad para que lo podáis abrazar en ellos.
Queridos hijos, queridos apóstoles míos del amor, mis portadores de la verdad, os invito nuevamente y os reúno en torno a mí para que me ayudéis, para que ayudéis a todos mis hijos sedientos del amor y de la verdad, sedientos de mi Hijo. Yo soy una gracia enviada por el Padre Celestial para ayudaros a vivir la Palabra de mi Hijo. Amaos los unos a los otros. Yo viví vuestra vida terrena y sé que no es siempre fácil, pero si os amáis unos a otros, oraréis con el corazón y alcanzaréis cumbres espirituales y se abrirá para vosotros el camino hacia el Paraíso. Allí os espero yo, vuestra Madre, porque estoy allí. Sed fieles a mi Hijo y enseñad la fidelidad a los demás. Estoy con vosotros, os ayudaré. Os enseñaré la fe para que sepáis transmitirla de manera correcta a los demás. Os enseñaré la verdad para que sepáis discernir. Os enseñaré el amor para que conozcáis lo que es el verdadero amor. Queridos hijos, mi Hijo logrará hablar a través de vuestras palabras y de vuestras obras. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos, mi venida en medio de vosotros es un regalo del Padre Celestial para vosotros. Por Su amor, vengo a ayudaros a encontrar el camino hacia la verdad, a encontrar el camino hacia mi Hijo. Vengo a confirmaros la verdad. Quiero recordaros las palabras de mi Hijo. Él ha pronunciado palabras de salvación para todo el mundo, palabras de amor para todos, amor que demostró con Su sacrificio. Pero también, hoy muchos de mis hijos no lo conocen, no desean conocerlo, son indiferentes. A causa de vuestra indiferencia mi Corazón sufre dolorosamente. Mi Hijo ha estado siempre en el Padre. Al nacer en la Tierra, traía lo divino, y de mí adquirió lo humano. Con Él llegó a nosotros la Palabra. Con Él llegó la luz del mundo, que penetra en los corazones, los ilumina y los llena de amor y de consuelo. Hijos míos, todos los que aman a mi Hijo lo pueden ver, porque Su rostro se ve en las almas que están llenas de amor hacia Él. Por lo tanto, hijos míos, apóstoles míos, escuchadme: dejad la vanidad y el egoísmo, no viváis solo para lo terrenal, lo material. Amad a mi Hijo y haced que los demás vean Su rostro por medio de vuestro amor por Él. Yo os ayudaré a conocerlo siempre más y os hablaré de Él. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos, os invito a que acojáis mis palabras con sencillez de corazón, que como Madre os digo para que emprendáis el camino de la luz plena, de la pureza, del amor único de mi Hijo, hombre y Dios. Una alegría, una luz que no se puede describir con palabras humanas, penetrará en vuestra alma y os envolverá la paz y el amor de mi Hijo. Es lo que deseo para todos mis hijos. Por eso vosotros, apóstoles de mi amor, vosotros que sabéis amar, vosotros que sabéis perdonar, vosotros que no juzgáis, vosotros a los que yo exhorto: sed ejemplo para todos aquellos que no van por el camino de la luz y del amor, o que se han desviado de él. Con vuestra vida mostradles la verdad. Mostradles el amor, porque el amor supera todas las dificultades, y todos mis hijos tienen sed de amor. Vuestra unión en el amor es un regalo para mi Hijo y para mí. Pero, hijos míos, recordad que amar significa desear el bien a vuestro prójimo y desear la conversión de su alma. Pero, mientras os miro reunidos en torno a mí, mi Corazón está triste, porque veo muy poco el amor fraterno, el amor misericordioso. Hijos míos, la Eucaristía, mi Hijo vivo en medio vuestro y sus palabras, os ayudarán a comprender, porque Su Palabra es vida, Su Palabra hace que el alma respire, Su Palabra hace conocer el amor. Queridos hijos nuevamente os pido como Madre que desea el bien de sus hijos: amad a vuestros pastores, orad por ellos. ¡Os doy las gracias!
“Queridos hijos, el amor y la bondad del Padre Celestial dan revelaciones que hacen que la fe crezca y se comprenda, y traiga paz, seguridad y esperanza. Así también yo, hijos míos, por medio del amor misericordioso del Padre Celestial, siempre y de nuevo, os muestro el camino hacia mi Hijo, hacia la salvación eterna. Pero, lamentablemente, muchos de mis hijos no quieren escucharme, y muchos de ellos dudan. Y yo, yo siempre, en el tiempo y más allá del tiempo, he magnificado (engrandecido) al Señor por todo lo que ha hecho en mí y a través de mí. Mi Hijo se da a vosotros, parte el Pan con vosotros, os habla palabras de vida eterna para que las llevéis a todos. Y vosotros, hijos míos, apóstoles de mi amor, ¿a qué teméis si mi Hijo está con vosotros? Ofrecedle vuestras almas para que Él pueda morar en ellas, y pueda hacer de vosotros instrumentos de la fe e instrumentos del amor. Hijos míos, vivid el Evangelio, vivid el amor misericordioso hacia el prójimo y, ante todo, vivid el amor hacia el Padre celestial. Hijos míos, no estáis unidos por casualidad. El Padre Celestial no une a nadie por casualidad. Mi Hijo habla a vuestras almas y yo os hablo a vuestro corazón. Como Madre os digo: seguidme, amaos los unos a los otros, dad testimonio. Con vuestro ejemplo, no tengáis miedo de defender la verdad: la Palabra de Dios, que es eterna y nunca cambia. Hijos míos, quien obra a la luz del amor misericordioso y de la verdad, siempre recibe ayuda del cielo y no está solo. Apóstoles de mi amor, que siempre os reconozcan entre todos los demás por pasar inadvertidos, por el amor y la serenidad. Yo estoy con vosotros. ¡Os doy las gracias!"
Queridos hijos: ¡Oren! Recen el Rosario cada día, esa corona de flores que me enlaza directamente, como Madre, con sus dolores, sufrimientos, deseos y esperanzas.

Apóstoles de mi amor, estoy con ustedes por la gracia y el amor de mi Hijo, y les pido oraciones. El mundo tiene mucha necesidad de sus oraciones para que las almas se conviertan. Abran con total confianza sus corazones a mi Hijo, y Él escribirá en ellos un resumen de Su palabra: eso es el amor. Vivan un vínculo indisoluble con el Sagrado Corazón de Mi Hijo. Hijos míos, como Madre les digo que ya es hora de que se arrodillen ante mi Hijo, que lo reconozcan como su Dios, el centro de su vida. Ofrézcanle dones, lo que Él más ama es el amor al prójimo, la misericordia y un corazón puro.

Apóstoles de mi amor, muchos de mis hijos aún no reconocen a mi Hijo como su Dios, aún no han conocido Su amor. Pero ustedes, con su oración pronunciada desde un corazón puro y abierto, con los dones que ofrecen a mi Hijo, harán que se abran incluso los corazones más endurecidos.

Apóstoles de mi amor, el poder de la oración, pronunciada desde el corazón – la poderosa oración llena de amor –, cambia el mundo. Por eso, hijos míos, oren, oren, oren. Yo estoy con ustedes. Les doy las gracias.
¡Queridos hijos! Estoy con ustedes para guiarlos por el camino de la conversión porque, hijitos, con sus vidas pueden acercar muchas almas a mi Hijo. Sean testigos gozosos de la Palabra y del amor de Dios, con la esperanza en el corazón que vence todo mal. Perdonen a los que les hacen mal y caminen por la senda de la santidad. Los conduzco a mi Hijo para que Él sea para ustedes Camino, Verdad y Vida. Gracias por haber respondido a mi llamado".
Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

 


Wap Home | Actualizaciónes  | Medjugorje  | Mensajes  | Artículos y Noticias  | Videos[EN]  | Galería[EN]

Powered by www.medjugorje.ws