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Mensajes de Medjugorje conteniendo 'tiempos'

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Marija preguntó a Nuestra Señora: "Querida Señora, por qué no me diste el mensaje para la parroquia el jueves?" La Virgen respondió así:
Aún cuando Yo tenía un mensaje especial para la parroquia para avivar la fe de cada creyente, no quiero obligar a nadie a hacer aquello que no siente y no desea por sí mismo. Lamentablemente, son muy pocos los que han acogido los mensajes de los jueves. Al principio eran muchos, pero ahora se ha vuelto una costumbre. Y ahora, en estos últimos tiempos, preguntan por los mensajes sólo por curiosidad y no por fe y devoción a mi Hijo y a Mí.
¡Queridos hijos! Os doy las gracias, porque en sus corazones ustedes han comenzado a pensar más en la gloria de Dios. Hoy es el día en el que Yo quería dejar de darles los mensajes, porque algunos no me han escuchado. Pero la parroquia ha respondido y Yo deseo continuar dándoles los mensajes y lo haré, como nunca antes en la historia desde el principio de los tiempos.Gracias por haber respondido a mi llamado!" 05-04,1985|- Viernes Santo "Ustedes, los fieles de la parroquia, tienen una cruz grande y pesada. Pero no tengan miedo de llevarla. Mi Hijo está con ustedes y El los ayudará. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Los invito a una oración más activa y a una participación más activa en la Santa Misa. Yo deseo que su Misa sea una experiencia real de Dios. Deseo que experimenten a Dios en sus corazones durante la Santa Misa. Yo quiero decir en particular a los jóvenes: estén abiertos al Espíritu Santo, ya que Dios los quiere atraer a El en estos tiempos en los que Satanás está obrando fuertemente. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Los exhorto a invitar a todos a rezar el Rosario. Con el Rosario, ustedes vencerán todos los obstáculos que Satanás quiere poner en estos tiempos a la Iglesia Católica. Gracias por haber respondido a mi llamado!
Nuestra Seora dio este mensaje a Marija Pavlovic, cuando ella le preguntó, "Querida Gospa, qué quisieras decirles a los sacerdotes?" y la Virgen contestó:
Ustedes, los sacerdotes, recen el Rosario, concedan tiempo al rezo del Rosario.
¡Queridos hijos! Hoy, de una manera especial, Yo les traigo al Pequeo Jesús para que El los bendiga con Su bendición de paz y de amor. Queridos hijos, no olviden que ésta es una gracia que muchas personas ni conocen ni aceptan. Por eso, ustedes, los que se dicen Míos y que buscan mi ayuda, entréguense completamente. Por encima de todo, den su amor y su ejemplo en sus familias. Ustedes dicen que la Navidad es una celebración familiar. Por eso, queridos hijos, den a Dios el primer lugar en sus familias, a fin de que El pueda darles a ustedes la paz y pueda protegerlos no únicamente de la guerra sino también de cualquier ataque satánico en tiempos de paz. Si Dios está con ustedes, ustedes lo tienen todo; pero si ustedes no lo aceptan a El, entonces se sienten miserables y perdidos y no saben de qué lado están. Por eso, queridos hijos, decídanse por Dios y entonces ustedes lo tendrán todo. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! También hoy, Yo los invito a la oración. Sólo con la oración y el ayuno se puede detener la guerra. Por eso, mis queridos hijos, oren y por medio de sus vidas den testimonio de que ustedes son Míos, porque en estos tiempos turbulentos Satanás desea seducir a tantas almas como le sea posible. Por eso, Yo los invito a decidirse por Dios y El los protegerá y les mostrará lo que ustedes deben hacer y el camino que deben recorrer. Yo invito a todos aquellos que Me han dicho "Sí", a que renueven su consagración a Jesús y a Su Corazón y a Mí, a fin de que Nosotros podamos usarlos más intensamente como instrumentos de paz en este mundo sin paz. Medjugorje es para todos ustedes un signo y un llamado a orar y a vivir los días de gracia que Dios les está dando. Por eso, queridos hijos, acepten con seriedad este llamado a la oración. Yo estoy con ustedes y sus sufrimientos son también los Míos. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy, también Yo me regocijo por su presencia aquí. Yo los bendigo con mi bendición maternal e intercedo ante Dios por cada uno de ustedes. Los llamo de nuevo a vivir mis mensajes y a ponerlos en práctica en sus vidas. Yo estoy con ustedes y los bendigo a todos día a día. Queridos hijos, éstos son tiempos particulares y por eso, Yo estoy con ustedes para amarlos y proteger sus corazones de Satanás y para llevarlos a todos más cerca del Corazón de Jesús, mi Hijo. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Quiero que ustedes entiendan que Yo soy su Madre, que Yo quiero ayudarlos y llamarlos a la oración. Sólo por medio de la oración ustedes pueden entender y aceptar mis mensajes y ponerlos en práctica en sus vidas. Lean la Sagrada Escritura, vívanla y oren para entender los signos de los tiempos. Estos son tiempos especiales. Por eso, Yo estoy con ustedes para atraerlos a mi Corazón y al Corazón de mi Hijo Jesús. Queridos hijitos, Yo quiero que ustedes sean hijos de la luz y no de la oscuridad. Por tanto, vivan lo que Yo les estoy diciendo. Gracias por haber respondido a mi llamado!
¡Queridos hijos! Hoy estoy unida a ustedes en la oración de un modo especial, orando por el don de la presencia de mi hijo amado en su país. Oren, hijitos por la salud de mi hijo más querido, que sufre y a quien yo he escogido para estos tiempos. Yo oro e intercedo ante mi Hijo Jesús, para que se realice el sueño que tuvieron sus padres. Oren, hijitos, de manera especial porque Satanás es fuerte y desea destruir la esperanza en sus corazones. Gracias por haber respondido a mi llamado!
(Nuestra Señora se refiere al Santo Padre Juan Pablo II cuando dice “mi hijo más amado, que sufre y a quien yo he escogido para estos tiempos...” En ese tiempo el Santo Padre tenía planeado visitar Sarajevo el 8 de septiembre y Zagreb el 10 y el 11 de septiembre.)
¡Queridos hijos! Hoy los invito para que a través de la oración se abran a Dios, como la flor se abre a los rayos matinales del sol. Hijitos, no temáis. Yo estoy con vosotros e intercedo por cada uno para que vuestro corazón reciba el don de la conversión. Hijitos, únicamente así comprenderán la importancia de la gracia en estos tiempos y Dios estará más cerca de vosotros. Gracias por haber respondido a mi llamado!

Comentario del mensaje

Queridos hijos, en estos tiempos difíciles, el amor de Dios me envía a vosotros. Hijos míos, no tengáis miedo. Yo estoy con vosotros. Con total confianza dadme vuestros corazones para que yo pueda ayudaros a reconocer los signos de los tiempos que se viven ahora. Yo os ayudaré a conocer el amor de mi Hijo. Yo, a través de vosotros, triunfaré. Os lo agradezco.
Como de costumbre, también en esta ocasión la Virgen ha invitado a orar por los sacerdotes y ha subrayado la importancia de la bendición sacerdotal diciendo: “Cuando os bendice un sacerdote, os bendice mi Hijo”.
Queridos hijos: Durante mucho tiempo os he estado ofreciendo mi corazón maternal y a mi Hijo. Vosotros me estáis rechazando. Estáis dejando que el pecado os inunde más y más. Estáis permitendo que os domine y que os quite el poder del discernimiento. Mis pobres hijos, mirad a vuestro alrededor y observad los signos de los tiempos. ¿Creéis que podéis caminar sin la bendición de Dios? No permitáis que la oscuridad os atrape. Desde el fondo de vuestro corazón clamad a mi Hijo. Su nombre hace desparecer incluso la más intensa oscuridad. Yo estaré con vosotros, basta con que me digais: “Aquí estamos Madre, guíanos”. Gracias.
Queridos hijos, con amor materno os ruego: amaos los unos a los otros. Que en vuestros corazones esté siempre, como mi Hijo ha querido desde el principio: en el primer lugar, el amor hacia el Padre Celestial y hacia vuestro prójimo, por encima de todo lo terrenal. Queridos hijos míos, ¿es que no reconocéis los signos de los tiempos? ¿es que no os dais cuenta de que todo eso que está en torno a vosotros —lo que está sucediendo—, es porque no hay amor? Comprended que la salvación está en los verdaderos valores. Aceptad el poder del Padre Celestial, amadlo y respetadlo. Encaminaos y seguid los pasos de mi Hijo. Vosotros, hijos míos, apóstoles míos queridos, siempre os reunís de nuevo en torno a mí, porque estáis sedientos. Estáis sedientos de paz, de amor y de felicidad. Bebed de mis manos. Mis manos os ofrecen a mi Hijo, que es manantial de agua pura. Él reavivará vuestra fe y purificará vuestros corazones, porque mi Hijo ama los corazones puros y los corazones puros aman a mi Hijo. Solo los corazones puros son humildes y tienen una fe pura. Os pido esos corazones. Hijos míos, mi Hijo me dijo que yo era la Madre de toda la Humanidad. A vosotros, que me aceptáis como tal, os pido que me ayudéis con vuestra vida, oración y sacrificio, para que todos mis hijos me acepten como Madre, para que yo los pueda conducir al manantial de agua pura. Os doy las gracias. Queridos hijos míos, mientras vuestros pastores, con sus manos benditas, os ofrecen el Cuerpo de mi Hijo, dad gracias siempre en vuestro corazón a mi Hijo por su Sacrificio y por los pastores que os lo dan a vosotros siempre de nuevo.
Queridos hijos! Mi oración también hoy es para todos ustedes, especialmente para aquellos que se han vuelto duros de corazón a mi llamado. Ustedes viven días de gracia y no son conscientes de los dones que Dios les da a través de mi presencia. Hijitos, decídanse también hoy por la santidad y tomen el ejemplo de los santos de estos tiempos y verán que la santidad es una realidad para todos ustedes. Regocíjense en el amor, hijitos, porque ustedes son únicos e insustituibles ante los ojos de Dios, porque son la alegría de Dios en este mundo. Testimonien la paz, la oración y el amor. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Hijos míos, mi Corazón materno desea vuestra sincera conversión y fe firme para que podáis transmitir el amor y la paz a todos aquellos que os rodean. Pero, hijos míos, no lo olvidéis: cada uno de vosotros es un mundo único ante el Padre Celestial; por eso, permitid que la obra incesante del Espíritu Santo actúe en vosotros. Sed, hijos míos, espiritualmente puros. En la espiritualidad está la belleza: todo lo que es espiritual está vivo y es muy hermoso. No olvidéis que en la Eucaristía, que es el corazón de la fe, mi Hijo está siempre con vosotros, viene a vosotros y parte el pan con vosotros porque, hijos míos, Él ha muerto por vosotros, ha resucitado y viene nuevamente. Estas palabras mías vosotros las conocéis porque son la verdad y la verdad no cambia; solo que muchos hijos míos la han olvidado. Hijos míos, mis palabras no son ni antiguas ni nuevas, son eternas. Por eso os invito, hijos míos, a mirar bien los signos de los tiempos, a recoger las cruces despedazadas y a ser apóstoles de la Revelación. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos! Le doy gracias a Dios por cada uno de ustedes. De manera particular, hijitos, gracias por haber respondido a mi llamado. Los estoy preparando para nuevos tiempos, para que sean firmes en la fe y perseverantes en la oración, para que el Espíritu Santo obre a través de ustedes y renueve la faz de la tierra. Oro con ustedes por la paz, que es el don más precioso, aunque Satanás quiere la guerra y el odio. Ustedes, hijitos, sean mis manos extendidas y caminen orgullosos con Dios. Gracias por haber respondido a mi llamado.
La vidente Mirjana Dragicevic - Soldo tuvo apariciones diarias desde el 24 de junio de 1981 hasta el 25 de diciembre de 1982. El último día de la aparición, después de confiarle el décimo secreto, la Virgen le dijo que durante toda su vida tendría una aparición una vez al año - el 18 de marzo. Así ha sucedido durante todos estos años y también este año. La aparición comenzó a las 13:41 y duró hasta las 13:47.
¡Queridos hijos! Mi Hijo, en cuanto Dios, siempre ha mirado más allá del tiempo. Yo, como Su Madre, a través de Él veo en el tiempo. Veo cosas hermosas y cosas tristes. Pero veo que aún hay amor y que hay que hacer que este se conozca.

Hijos míos, no pueden ser felices si no se aman unos a otros, si no tienen amor en cada situación y en cada momento de su vida. Yo, como Madre, vengo a ustedes por medio del amor para ayudarlos a conocer el verdadero amor y a conocer a mi Hijo. Por eso los llamo a que, de nuevo, tengan cada vez más sed de amor, fe y esperanza. La única fuente de la que pueden beber es la confianza en Dios, mi Hijo.

Hijos míos, en tiempos de inquietud y de renuncia, solo busquen el rostro de mi Hijo. Solo vivan sus palabras y no teman. Oren y amen con sentimientos sinceros, con buenas obras, y ayuden a que el mundo cambie y mi Corazón triunfe. Como mi Hijo, yo les digo que se amen unos a otros, porque sin amor no hay salvación. Les doy las gracias, hijos míos.
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