Lengua 

Mensajes de Medjugorje conteniendo 'une'

Total found: 6
Queridos hijos, os invito a ser en el espíritu una sola cosa con mi Hijo. Os invito, a que, a través de la oración y de la Santa Misa, cuando mi Hijo se une de manera especial a vosotros, procuréis ser como Él: para que estéis siempre dispuestos como Él a cumplir la voluntad de Dios, y a no pedir que se realice la vuestra. Porque, hijos míos, por la voluntad de Dios sois y existís, pero sin la voluntad de Dios, no sois nada. Yo, como Madre, os pido que con vuestra vida habléis de la gloria de Dios, porque de esa forma también os glorificaréis a vosotros mismos, según su voluntad. Mostrad humildad con todos, y amor hacia el prójimo. Por medio de esa humildad y de ese amor, mi Hijo os ha salvado y os ha abierto el camino hacia el Padre Celestial. Os ruego que abráis el camino al Padre Celestial a todos aquellos que no le han conocido y no han abierto el corazón a su amor. Con vuestra vida abrid el camino a todos aquellos que todavía divagan en busca de la verdad. Hijos míos, sed mis apóstoles que no viven en vano. No olvidéis que vosotros iréis ante el Padre Celestial y le hablaréis de vosotros. ¡Estad preparados! Nuevamente os advierto: orad por aquellos a quienes mi Hijo ha llamado, ha bendecido sus manos y os los ha dado a vosotros. Orad, orad, orad por vuestros pastores. Os lo agradezco.
Queridos hijos, os llamo a todos y os acepto como hijos mios. Oro para que vosotros me aceptéis y me améis como Madre. Os he unido a todos vosotros en mi Corazón, he descendido entre vosotros y os bendigo. Sé que vosotros deseáis de mí consuelo y esperanza, porque os amo e intercedo por vosotros. Yo os pido a vosotros que os unáis conmigo en mi Hijo y seáis mis apóstoles. Para que podáis hacerlo, os invito de nuevo a amar. No hay amor sin oración -no hay oración sin perdón, porque el amor es oración-, el perdón es amor. Hijos míos, Dios os ha creado para amar, amad para poder perdonar. Cada oración que proviene del amor os une a mi Hijo y al Espíritu Santo, y el Espíritu Santo os ilumina y os hace apóstoles míos, apóstoles que todo lo que harán, lo harán en nombre del Señor. Ellos orarán con obras y no sólo con palabras, porque aman a mi Hijo y comprenden el camino de la verdad que conduce a la vida eterna. Orad por vuestros pastores, para que puedan siempre guiaros con un corazón puro por el camino de la verdad y del amor, por el camino de mi Hijo. ¡Os doy las gracias!
Queridos hijos, mi Hijo ha sido fuente de amor y de luz, cuando en la Tierra habló al pueblo de todos los pueblos. Apóstoles míos, seguid su luz. Esto no es fácil: debéis ser pequeños, debéis aprender a haceros más pequeños que los otros, y con la ayuda de la fe, llenaros de Su amor. Ningún hombre en la tierra, sin fe, puede vivir una experiencia milagrosa. Yo estoy con vosotros; me manifiesto a vosotros con estas venidas, con estas palabras; deseo testimoniaros mi amor y mi preocupación maternal. Hijos míos, no perdáis el tiempo haciendo preguntas a las que nunca recibís respuesta: al final de vuestro viaje terreno os las dará el Padre Celestial. Sabed siempre que Dios lo sabe todo, Dios ve y Dios ama. Mi amadísimo Hijo ilumina las vidas y dispersa la oscuridad; y mi amor materno, que me trae a vosotros, es indescriptible, misterioso, pero es real. Yo expreso mis sentimientos hacia vosotros: amor, comprensión y afecto maternal. De vosotros, apóstoles míos, busco las rosas de vuestra oración, que deben ser obras de amor; estas son para mi Corazón maternal las oraciones más queridas, y yo se las presento a mi Hijo, que ha nacido por vosotros. Él os ve y os escucha; nosotros siempre estamos cerca vuestro. Este es el amor que llama, une, convierte, alienta y llena. Por eso, apóstoles míos, amaos siempre los unos a los otros, pero, sobre todo, amad a mi Hijo: este es el único camino hacia la salvación y hacia la vida eterna. Esta es mi oración más querida que, con el perfume más hermoso de rosas, llena mi Corazón. Orad, orad siempre por vuestros pastores, para que tengan la fuerza de ser la luz de mi Hijo. ¡Os doy las gracias!
“Queridos hijos, el amor y la bondad del Padre Celestial dan revelaciones que hacen que la fe crezca y se comprenda, y traiga paz, seguridad y esperanza. Así también yo, hijos míos, por medio del amor misericordioso del Padre Celestial, siempre y de nuevo, os muestro el camino hacia mi Hijo, hacia la salvación eterna. Pero, lamentablemente, muchos de mis hijos no quieren escucharme, y muchos de ellos dudan. Y yo, yo siempre, en el tiempo y más allá del tiempo, he magnificado (engrandecido) al Señor por todo lo que ha hecho en mí y a través de mí. Mi Hijo se da a vosotros, parte el Pan con vosotros, os habla palabras de vida eterna para que las llevéis a todos. Y vosotros, hijos míos, apóstoles de mi amor, ¿a qué teméis si mi Hijo está con vosotros? Ofrecedle vuestras almas para que Él pueda morar en ellas, y pueda hacer de vosotros instrumentos de la fe e instrumentos del amor. Hijos míos, vivid el Evangelio, vivid el amor misericordioso hacia el prójimo y, ante todo, vivid el amor hacia el Padre celestial. Hijos míos, no estáis unidos por casualidad. El Padre Celestial no une a nadie por casualidad. Mi Hijo habla a vuestras almas y yo os hablo a vuestro corazón. Como Madre os digo: seguidme, amaos los unos a los otros, dad testimonio. Con vuestro ejemplo, no tengáis miedo de defender la verdad: la Palabra de Dios, que es eterna y nunca cambia. Hijos míos, quien obra a la luz del amor misericordioso y de la verdad, siempre recibe ayuda del cielo y no está solo. Apóstoles de mi amor, que siempre os reconozcan entre todos los demás por pasar inadvertidos, por el amor y la serenidad. Yo estoy con vosotros. ¡Os doy las gracias!"
Queridos hijos! Mi llamado para ustedes es la oración. Que la oración sea para ustedes alegría y una corona que los une a Dios. Hijitos, vendrán las pruebas y ustedes no serán fuertes y el pecado reinará, pero si son míos vencerán, porque su refugio será el Corazón de mi Hijo Jesús. Por eso, hijitos, regresen a la oración hasta que la oración se convierta en vida para ustedes, de día y de noche. Gracias por haber respondido a mi llamado.
Queridos hijos: mi Hijo amado siempre ha orado y glorificado al Padre Celestial. Siempre le ha dicho todo a Él y ha confiado en Su voluntad. Es lo que vosotros, hijos míos, también deberíais hacer, porque el Padre Celestial siempre escucha a sus hijos. Un corazón en un corazón – amor, luz y vida. El Padre Celestial se ha dado mediante un rostro humano, y ese rostro es el rostro de mi Hijo. Vosotros, apóstoles de mi amor, siempre deberíais llevar el rostro de mi Hijo en vuestros corazones y en vuestros pensamientos. Siempre deberíais pensar en Su amor y en Su sacrificio. Deberíais orar de manera que siempre sintáis Su presencia, porque, apóstoles de mi amor, esa es la forma de ayudar a todos aquellos que no conocen a Mi Hijo, que no han conocido Su amor. Hijos míos, leed el Libro del Evangelio que siempre es algo nuevo. Es lo que os une a mi Hijo quien nació para llevar palabras de vida a todos mis hijos y para sacrificarse por todos. Apóstoles de mi amor, guiados por el amor a mi Hijo, llevad amor y paz a todos vuestros hermanos. No juzguéis a nadie. Amad a cada uno mediante el amor de mi Hijo. De esta manera, estaréis cuidando vuestra alma: es lo más precioso que os pertenece verdaderamente. Os doy las gracias.
Para de comparación con distinto lingüístico versión escoja

 


Wap Home | Actualizaciónes  | Medjugorje  | Mensajes  | Artículos y Noticias  | Videos[EN]  | Galería[EN]

Powered by www.medjugorje.ws